10 marzo, 2013

Radio húngaro-andaluza "Hajrá Magyarok"


   En la Universidad de Huelva existe algo bastante único en Andalucía, que yo sepa: un Centro de Estudios Húngaros. 
   Desde la radio de esta pequeña institución, Katalin Huszár y Rita Ősz han emitido durante 2012-2013 unos programas muy simpáticos titulados “Hajra Magyarok” (¡Arriba los húngaros!). 
En este programa es posible escuchar a un invitado francés hablando en español sobre Hungría. 
Kata y Rita también ponían músicas húngaras (como la Hot Jazz Band o música latina-húngara). 

   Su objetivo era que los andaluces conocieran Hungría y los húngaros, Andalucía. Esta radio fue un lugar de intercambio entre la cultura española y la suya. Una pena que ya hayan abandonado este proyecto tan bonito.

   Aquí se pueden escuchar todos los programas: 
http://radio1.uhu.es/?p=archive&cat=hajra_magyarok  

05 marzo, 2013

Mi nueva adquisición

Lo bueno es que está escrito por él mismo.
Lo "malo" es que lo escribió antes de escaparse del equipo húngaro en 1956 para no regresar a la Hungría post-Nagy Imre, y, por tanto, antes de vivir en España y jugar en el Madrid como Cañoncito Pumpum. 

Empieza así: 


"I know far less about writing than about scoring goals. But I will do my best, and hope that readers may decide that perhaps I can at least write better than some famous authors could play football"


(Traducción: 

"Sé muchísimo menos de escribir que de marcar goles. Pero haré todo lo que pueda y espero que mis lectores decidan al menos que quizá escribo mejor de lo que algunos famosos escritores juegan al fútbol")

04 marzo, 2013

Bicis y wifis


Uno de mis pasatiempos favoritos en cualquier lugar es ir al cine.
Este fin de semana aproveché para visitar el   Mûvész en Budapest.
http://muveszmozi.hu

Dos sorpresas agradables: Se pueden meter las bicicletas dentro y hay wifi.


No sólo había wifi en el cine, sino que también hay wifi gratis en el centro de Budapest en muchos lugares, sin restricción, como en la "Librería de los Escritores" / Írók Boltja o en el restaurante Menza donde comimos con unos amigos.

http://www.irokboltja.hu
http://www.menzaetterem.hu

Al regreso a España amarga sorpresa: no hay wifi libre ni en el aeropuerto de Barajas, ni en la Estación de Atocha. Me senté en un bar donde lo prometían y me pedí una cerveza. Inconveniente: cada 5 minutos tenía que volver a pulsar un botón para seguir navegando. Tras media hora de navegar me denegaron el acceso.
 ¿Por qué en España no tenemos wifi libre y sin restricciones en tiendas y en todos los lugares donde se viaja?

03 marzo, 2013

No es un frac, es un forro polar.

Mis amigos suizos de Basilea, Claudio, Mish y Grish, me visitaron en Hungría y describieron el alemán que hablan los húngaros como “alemán con flores”. Debían referirse a las florituras y parsimonias que se recuerdan desde los ceremoniales del Imperio Austro Húngaro hacia 1900. Los húngaros siguen hablando así y haciendo todo así, con muchas florituras de modo que realmente lo hacen sentir a uno en cualquier restaurante como si fuera un Gróf *. 

Los húngaros a cualquier cosa le ponen amor, elaboración, cuidado y esmero. Si te ponen un tomate en el plato, estará cortado de forma que parezca un diamante; si te ponen un pepino, estará esculpido como un tulipán; si es un café, tendrá un corazón dibujado en la espuma; si es mantequilla, formará finos giros salomónicos, si te haces una foto para el carnet el fotógrafo también te indica que contorsiones tu cuello y te exprimas como los anteriores alimentos, para sacar tu mejor escorzo. 

Como ejemplo de esmero y elegancia os quisiera servir a los camareros de Miskolc, mucho más amables de lejos que los de la capital. 

El Restaurante Impresszó de Miskolc. 
Aquella noche de 2004 fui con las tres francesas a cenar restaurante Impresszó de Miskolc. Elegimos la mesa que se encuentra inmediatamente detrás de la columna central.  
Al sentarme, el camarero inesperadamente se colocó detrás de mí. Me quedé sin habla cuando noté que me ayudaba a desprenderme de la prenda que llevaba puesta. 
Pero no era un frac, ni siquiera una chaqueta, sólo era un forro polar. El camarero, o, mejor dicho, el metre, trató a mi viejo y despeluchado forro polar como si fuera un abrigo de visón y lo colgó en el perchero, junto a abrigos de cuero y otras prendas de vestir bastante charming. 

El camarero tomó nota de nuestras bebidas y anotó también un paquete de tabaco para una de mis amigas. Regresó con un plato en cuyo centro se situaba graciosamente un paquete de “Multifilter Azul”. El camarero depositó el plato en la mesa y entonces nos pilló por sorpresa: cogió el paquete y abrió el precinto, retirando el plastiquito y abriendo la tapa del paquete. Propinó unos golpes en el culo del paquete ante nuestra mirada atónita. Yo pensaba que iba a fumarse un cigarro del paquete de mi amiga, sin permiso ni nada. Pero cuando tres cigarros asomaron, como los hermanos Dalton, por la obertura lo depositó apoyado sobre la tapa de modo que los cigarros se mostraban apetecibles y tentadores ante nosotros. Tras esta ceremonia del apertura del tabaco, el camarero se retiró. Nosotros nos miramos a los ojos, incrédulos. 

Entonces una de mis amigas francesas sacó un cigarro y, no bien se lo puso en los labios, cuando la mano del camarero apareció de la nada chasqueando un mechero que hizo prender la punta durante la primera bocanada de humo. Escuché cómo crepitaba melodiosamente la hebrá ardiente del cigarrillo y aspiraba mi amiga el humo. El camarero se retiró sigilosamente para regresar dos minutos después con nuestras bebidas. 

No hay nada que hacer: no se puede competir con la hospitalidad húngara.

Una noche en el Shannon Pub, el bar irlandés de Miskolc, mi vaso de vino tinto estaba demasiado frío. Mi sabio paladar me indica cuando el tinto está tan frío que pierde su sabor, de modo que para la segunda copa pedí al camarero que se acercase. Le hablé intentando ser tan educado y elegante como ellos: 

- Elnézest! ¡Disculpe! ¿sería posible pedir una copa del mismo vino, pero de una botella que no estuviese en el frigorífico, es decir, sin enfriar?

El camarero frunció el ceño durante una milésima de segundo y después sonrió con una idea y dijo "Persze!" (¡Por supuesto!). Regresó dejando una espléndida copa de tinto ante mí. Desafortunadamente, cuando acerqué los dedos y toqué la copa quedé horrorizado: había metido la copa en el microondas, en su afán por satisfacer mis caprichos termostáticos. Claro está que me la bebí sin rechistar.




* Un Gróf es un "Conde" en los países de habla alemana. 

02 marzo, 2013

Paraíso tomatero


Foto desde el interior del Café Central de Budapest, junto a Ferenciek tére (la Plaza de los Franciscanos), ayer, 1 de marzo de 2013 (mi santo o névnapot).


Junto a las naranjas, hay algo más que tienen mitificado en Hungría: los tomates. 

No me lo ha dicho nadie. Es cierto que se venden tomates normalmente, aunque no exista el salmorejo o el gazpacho. El tomate es opcional en el gulyás y en la sopa de pescado (halászlé) y es un ingrediente obligatorio en muchos platos hungarísimos como el pisto húngaro (lecsó) o en la ternera con tomate (marhapörkölt). Pero un detalle me llamó la atención: se usa la misma palabra para decir "tomate" que para decir "paraíso". 

Se me ocurren dos opciones: o bien para ellos los tomates son frutas del paraíso, lo cual es muy lógico, puesto que América fue considerada una nueva tierra prometida para muchos. De hecho, en italiano le llaman "pomodoro", es decir, "manzana de oro". En español la palabra proviene de alguna lengua precolombina, supongo.

La segunda opción es que en la imaginación húngara el paraíso es un enorme planeta en forma de tomate en alguna galaxia hortofrutícola que los humanos no hemos descubierto (no está claro si los húngaros son de este planeta).

Y no nos importa si es una fruta o una verdura, porque está buenísimo.


"¿Qué culpa tiene el tomate que está tranquilo en su mata /
y llega un tío y lo arranca y lo mete en una lata /
y lo fríe con patata?"
(Coplilla andaluza)

(escrito un dos de marzo en el aeropuerto Ferihegy T2B de Budapest... perdón, que ahora se llama Liszt Ferenc, creo)
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