30 agosto, 2012

¿Cómo se llaman los húngaros?


A veces los húngaros son demasiado literales con las preguntas y las respuestas. 
2012.12.05. En alguna parte cerca de Ráday utca, Budapest
En 2002, estando en Córdoba con mi amigo Enrique conocimos a Orsi, una estudiante húngara. Ya que en España parece que todos nos llamamos Pepe o Paco y todas las mujeres españolas se llaman María, nos pareció interesante preguntarle a Orsi sobre los nombres húngaros.
- Orsi, ¿cómo se llaman los húngaros?
Y ella respondió:
- ¡No lo sé! ¡Yo no los conozco a todos!
Orsi debió pensar que éramos unos ignorantes y habíamos tomado Hungría por un pueblo muy pequeño.

(Nota: ¿Cómo se traduce esta frase "Cómo se llaman los húngaros"?
1. Hogy hívnak a magyarok? 
2. Hogy hívják a magyarokat?
3. Ninguna de las dos anteriores. 

28 agosto, 2012

Apellidos - Családi névek


Mientras vagaba por la calle, medio zombi hacia el trabajo, me resultaba bastante cachondo traducir los nombres magiares literalmente:
Ferenc Deák sería la Plaza Francisco Bachiller
El famoso compositor Ferenc Liszt sería Paco Harina (¡¿quién lo hubiera dicho?!);
El futbolista Ferenc Puskás, Pancho Fusilero (de ahí que le llamaran “Cañoncito Pum Pum”); 
László József Bíró, inventor del bolígrafo, sería Luis José Juez;
György Kemény, que creó el primer lenguaje de programación, sería Jorge Comino;
János Sonka, el inventor del carburador, sería Juan Jamón;
József Galamb, que diseñó el coche Ford T, se llamaría José Palomo;
André Kertész, ese fotógrafo que tanto me gusta, sería Andrés Jardinero;
Anna Sipos,  11 medallas de oro de tenis de mesa, si fuera “Sípos”, sería Ana Chiflada;
Su compañero de juego, Viktór Barna, cinco veces campeón mundial, Víctor Marrón;
Andrea Gyarmati, campeona olímpica de natación en 1972, sería Andrea Colonial.
Leó Szilárd, físico atómico húngaro, se traduciría como Leonardo Sólido;
Imre Nagy, presidente de la Revolución de 1956, se convertía en Emerico Grande;
György Soros el multimillonario, Jorge Seriado;

El apellido Pataki, como la actriz Elsa, significa “del arroyo”;
Incluso, liberando mi creatividad, sin ánimo de ofender, el apellido Sárközy, pronunciado a la francesa (magyarul: szar – köz – i) se traduciría aproximadamente como “de entre mierdas”. 
Pero sólo es un juego de palabras producidos por el aburrimiento. Yo también he sufrido numerosas confusiones malentendidos y bromas con mi nombre y mis apellidos. En Inglaterra un empleado de las ferrovías se echó a reir porque dijo que “Miguel” era como “My girl”. Luego está la gente que te pregunta si tienes más de ángel o de diablo y tú no sabes qué responder. Mi primer apellido suena en el extranjero algo aristocrático. El segundo ha sido confundido por Frochoso, Flechoso, Frechosa, Pedroso, etc… la confusión más reciente fue un documento oficial húngaro donde me llamaban Lechoso. Y hoy mismo un "Hombre Telefónico" de una tienda online me ha dicho que mi nombre era demasiado largo para sus ficheros...
Ya véis... a todo cerdo le llega su San Martín.
(O, como dijo un día, muy cabreada, la profesora que trabajaba conmigo: “A todo cerdo le llega su San Benito”)

22 agosto, 2012

¡He dicho tornillos! / Csavar mondtam!


Las vocales húngaras son la primera pesadilla para el hispanohablante que se acerca a la lengua magiar. Hasta que consigas decir “sör” (cerveza), primero pronunciarás “szor” (echar), “sor” (fila, serie) y “szar” (mierda). Esta última opción es la más peligrosa porque podrías estar pidiéndole al camarero una jarra de mierda (egy korsó szart), en lugar de una jarra de cerveza (egy korsó sört). Es necesario escuchar cada una para distinguirlos y, aún así, es común repetir siete veces la misma palabra sin que te entiendan, aunque tú estás segurísimo de haber pronunciado exactamente el sonido correcto.
Un día fui a una ferretería y pregunté si tenían tornillos:
- Van csavar?    (¿Tienen tornillos?)
- Elnézést, mit mondott?     (Perdón, ¿qué has dicho?)
- Van csavar?     (¿Tienen tornillos?)
- Bocsánot, nem értettem…    (Perdón, pero no lo he entendido…)
- Mondtam, ha van csavar. (He dicho que si tienen tornillos)
- Mit? (¡¿qué?!)
- Csavar, csávar, csavár, csavarok! (¡tornillos, turnillos, tooorrrrniiiillooosss, tornillos!)
Y por fin la persona ve la luz…
- Aaaaaam! Csavar! (¡Aaaaaah! ¡Tornillos!)
- Igen, igen, igen
Y yo pensando: 
“¡Por Dios bendito! ¡Hace una hora que estoy diciendo exactamente “csavar”!”

21 agosto, 2012

Alumnos como plantas


Siempre me alucinará lo fácil que es criar plantas. Mi abuela y mi padre son adoradores de las plantas, mientras que yo sólo un aficionado. Cuanto tuve una planta de albahaca la deshojé al menos cuatro veces para hacer salsa pesto y todas las veces la planta rehízo su vida como si nada. A las plantas les va bien con que las cuides mínimamente: echarles agua y ya. Ni un filete de pollo a la paprika, un poco de queso ahumado Karavan, ni siquiera un vasito de vino tinto Vida. Sólo agua. Tampoco tienes que tenerlas dentro de la casa. Las plantas pueden dormir al fresco o achicharrándose en la puñetera calle e incluso es mejor que tenerlas encerradas. Sin que tú hagas nada de nada la planta va creciendo y tú vas teniendo la sensación de que has sido tú el que la ha hecho crecer. La miras con cara de bobo y te sientes orgulloso. En mitad de la ciudad, miras tus plantas y vislumbras una brizna de naturaleza en casa.

Con los alumnos ocurre algo parecido: Uno los ve ir creciendo, ir aprendiendo. Cada día los alumnos saben cosas nuevas y los adultos los miramos y nos sentimos orgullosos. Pensamos: “Han crecido gracias a mí”. Pero tanto las plantas como los alumnos iban a crecer, de todos modos. Tú no los has hecho más altos. Pero necesitamos ese contacto con ellos, igual que ellos necesitan contactos con mucha gente para aprender. El error consiste en creer que ellos aprenden lo que tú quieres. Las plantas echan hojas y flores hacia donde les da la gana.

Mis ex alumnos húngaros son grandes personas, todos ellos. Ahora son periodistas de deportes, como Peti, médicos, como Barbi, filólogos como Emese o Hajni, ingenieros como Timi, psicólogos como Kálmán o Zsike, Anita estudió Ingeniería Industrial, Dániel, finanzas y contabilidad, Lilla o la grandísima Laura trabajan para grandes hoteles, Flóra estudia Biblioteconomía y Filología húngara, algunos de ellos fueron a vivir un año en Inglaterra, Dinamarca, España o Francia, como Jutka, Zsuzsi, Zsani o Andris. Otros se han quedado en su ciudad, pero también han viajado y sigue dándome mucha alegría verlos por la calle. Confieso que a veces no me acuerdo de todos los nombres, porque soy despistado y han pasado años, y cada año tengo una centena de alumnos nuevos. Pero me gusta saber de ellos. 
Ahora tengo alumnos españoles, la relación con ellos es diferente, pero también, como parte de mi trabajo, los observo y trato de colaborar en ese crecimiento. Por lo menos, no estorbar. 

20 agosto, 2012

Violencia / Desigualdad de género España - Hungría.


En ambos países hay problemas de sexismo, maltrato y desigualdad de género, aunque existe legislación específica (leyes aprobadas en España en el 2004 y para Hungría en el 2009)[1]
Es difícil decir si actualmente hay una mejor situación legal para la mujer en uno de los dos países, pero la situación era sin duda peor en España hasta 1975, ya que las mujeres tenían que obtener la “licencia marital” para comprar bienes inmuebles, ganar dinero y disponer de su sueldo. Como curiosidad, he encontrado en la Biblioteca Virtual del Miguel de Cervantes la licencia marital que Francisco Rabal Valera firmó en septiembre de 1956 a nombre de su mujer Asunción Balaguer Golobart “para que pueda viajar libremente” y reunirse con él Roma.[2] 
Solamente el derecho catalán permitía (y permite) que los cónyuges pactaran cual era el régimen económico que iba a regular su relación, por medio de un convenio matrimonial conocido como "capitulaciones".[3]


[1]                      Programa Daphne, Asociación Altra  www.surt.org/altra/docs/INFORME_COMPARATIVO_castella.pdf
[2]                      http://www.cervantesvirtual.com/obra/licencia-marital-otorgada-por-francisco-rabal-en-roma-8-de-septiembre-de-1956/
 [3]                      La Mujer en Los Discursos de Género: Textos y Contextos en el Siglo XIX, por Catherine Jagoe,Alda Blanco,Cristina Enríquez de Salamanca

14 agosto, 2012

Impresiones sobre miradas a culos hispano-magiares.

Zsófi fotografía una estatua ¿en Esztergom? el verano pasado
      En casi todos los países del mundo, la gente acostumbra a tener en la parte posterior del cuerpo dos mofletes unidos con mayor o menor gracia que llamamos culo.
        Los húngaros no miran el culo al pasar cualquier mujer por la calle. Esto lo enuncio negativamente porque estoy pensando en qué los españoles sí lo hacen ... ¡Y cómo lo hacen!. Lo hacen con tanto interés que incluso se olvidan de lo que estaban hablando. Los culos húngaros no tienen nada que envidiar a los culos españoles. En ambos países los hay redondos, cuadrados, melocotonados, respingones, alicaídos, con forma de pera, con piel de naranja, calvos, con piel de kiwi, atléticos, con sorpresa, generosos, gelatinosos, ajamonados, falticos y de todo tipo.
          Bueno, los húngaros no miran los culos fijamente, pero sí que se fijan en ellos. Sin embargo, no he visto nunca... no he visto nunca... ¡vaya culo! ¡yo a esa la ponía mirando a Cuenca! ¿habéis visto éso? ... ¿cómo? ¿qué estaba yo contando? ... ¡Ah, sí! Decía que yo nunca he visto a un húngaro olvidarse de lo que estaba diciendo para mirar un culo cualquiera que acaba de pasar.
            Es la cultura y el experimento de Milgram, o sea, la presión de grupo, la que hace que cincuenta millones de personas al mismo tiempo pierdan el hilo de pensamiento para mirar un culo. Mi amigo Marcos se sintió total y absolutamente reflejado como uno de los que pierden el hilo, pero somos casi todos en España. Los españoles y españolas escanean descaradamente, ropa y todo. En algunos pueblos pequeños, como Espejo, donde trabajo este año, los obreros miran a las mujeres con tanta prestancia y fijación que, no sólo detienen su trabajo, sino que, aunque el propietario del culo les salude, no responden. Una mujer se dará cuenta de que los ocho obreros al completo están, como estatuas, mirándola embobados. Si la mujer dice "¡buenos días!", ellos permanecerán inmutables, quizá sorprendidos de ver un culo parlante. Así que miran y miran, para no perderse detalle, como si alucinaran tanto como si Alien, el octavo pasajero, pasara por su calle. ¿Es la cultura católica la que llamó tanto la atención sobre el cuerpo? (El cuerpo es pecado, sólo el espíritu trasciende).
              Los húngaros no lo hacen. Uno camina por la calle y no nota la mirada de cada persona con la que se cruza. Las húngaras ni se fijan en si alguien les echa una mirada y quizá sea por éso que tienen más libertad para vestir. He visto húngaras con generosos escotes y otras prendas muy cortas, colores llamativos, ir a su vida diaria sin que ninguna persona hiciese comentario sobre ellas. En las piscinas públicas nadie molesta a nadie con las miradas y el ligoteo es más directo, menos ansioso. Si tal, lo dices y punto. Esto no quita para que los húngaros piensen que tienen las mujeres más guapas del mundo, como suelen decir (nálunk élnek a világ legszebb női).
            ¿Por qué será? Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero en Hungría uno se viste con más libertad, sabiendo que no le van a escanear. Quizá los húngaros tienen una relación más saludable con su cuerpo.
             Mi amigo Peti me lo explicó desde el punto de vista húngaro:   
"Los húngaros miramos los culos, pero de reojo. Si no hay mucha gente en la calle, después de que pase una señorita, miramos su culo, sin duda - especialmente, si nos parece atractiva la niña. Pero, lo hacemos de forma discreta, ya que  nosotros los húngaros, en general, somos más introvertidos. Creo que mirar al culo de una mujer se considera falta de educación, quizá porque no es nuestra chica. Cuando estés con los amigos, paseando por la calle intentando ligar... es igual... Parece maleducado. Pero, por ejemplo, ¿has viajado en coche con amigos aquí? Si no, deberías: Además de escuchar la radio y charlar es imprescindible mirar a las chicas y sus curvas, mientras podéis hablar de ellas. (Importante: ¡que no haya ninguna fémina presente!)"

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02 agosto, 2012

Antes de Miskolc


https://www.facebook.com/IMiskolc
"Ésta es la historia de cómo un anodino estudiante de la UCO (Universidad de Córdoba) fue repentina y milagrosamente envuelto por el halo misterioso de la vida en una ciudad centroeuropea, de tal modo que le cambió la vida y unos años después se convirtió en una persona mejor, o, al menos, más vieja.

El día que llegué a Miskolc me recibió una muchacha rubia en el andén de la estación de trenes. ¿Eres tú, Miguel? Soy Melinda. Encantada, acompáñame. Te llevaré a tu nuevo piso. 

[...] me ofrecían un excepcional puesto de trabajo en una extraña ciudad de un extraordinario país. No era una novela de Graham Greene, era mi vida. [...]

No recuerdo apenas nada desde que acepté el trabajo hasta que me recogió Melinda en la estación de trenes de Tisza en Miskolc. Debió ser una semana de locura. ¿Cómo se puede hacer el equipaje para ir a un sitio desconocido del que cinco minutos antes no habías oído hablar siquiera" 

Extracto del libro en preparación sobre mi vida en Hungría que se podrá proximamente comprar online.
(Ésta es una posible portada, aunque aún no está decidido ni título ni diseño ni nada)

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