06 septiembre, 2012

El Espinete de los húngaros

Hoy he conocido al Señor Erizo que vive en casa de mi amigo Mario. Es un animal pequeño que duerme mucho y sale cuando nadie lo ve, porque no quiere problemas. Se protege con sus púas arqueando la espalda. Esto me ha hecho recordar otro animal que tengo en mi estantería. Un topo, pero de peluche.

Los húngaros que actualmente tengan entre 20 y 50 años tendrán seguramente un recuerdo muy grato de este personajillo que acompañó sus infancias. Se trata de un dibujo animado procedente de Chequia, donde es conocido como Krtek. Sin embargo, para los húngaros es Kisvakond, el "Topito". 
Creo que los hispanohablantes que conozcan el programa Barrio Sesamo encontrarán un paralelo en otro animalillo de nuestra niñez: Espinete era un erizo que se ponía pijama para dormir, pero el resto del día iba sin ropa, ¿os acordáis?

Siempre me ha fascinado el diseño simple y redondeado del Topito y todos los demás animales que lo acompañan. Es sabido que el juguete más vendido de la historia tiene una forma similar, me refiero a Mister Potato. Kisvakond tiene nariz roja, ojos grandes y vivos, un cuerpecillo negro y tripa gris. Son característicos los tres pelos que coronan su cabeza. 

En sus aventuras viene acompañado por otra serie de simpáticos animalejos como los osos, que en un capítulo le regalan un pez tras comerse su tarta en Kisvakond és a mackók, el conejito al que devuelve con sus hermanitos y Mamá Coneja en Kisvakond és a nyuszi, o sus colegas conejo, erizo y ratón con los que se junta para comer tarta y les cae un diluvio en Kisvakond és az árvíz. Tengo esos tres cuentos y a mi sobrina de cuatro años (que es una niña muy lista y guapísima también) le encanta que se los lea una y otra vez.

Son fantásticos los capítulos que se pueden ver en Youtube cuando el Topito se va a visitar la ciudad. Es alucinante comprobar el auge y las miserias de la industrialización socialista y la urbanización en "panellek" (casas prefabricadas en bloques de hormigón sobrepuestos en los que también me tocó vivir a mí y de los que he hablado en otras entradas del blog). Es bastante reivindicativo el capítulo de Kisvakond en la ciudad. El Topito y sus amigos son víctimas de la expropiación forzosa por unos hombres de negro y se ven obligados a vivir en un piso, tras conservar sólo el tocón de un arbolito del frondoso bosque que era su morada. Siempre que no retiren el vídeo, se puede ver aquí.

Incluso tengo una camiseta naranja de uno de los mejores momentos del Topito: ¡Cuando conduce un coche! Es el capítulo de Kisvakond és az autó. 
Porque sabían que me gustaba mucho, mis alumnos de la primera promoción de español que salió del Instituto Herman Ottó en el año 2005 me regalaron un peluche del Topito, que podéis ver en la fotografía y que siempre va conmigo a todas partes. 
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