Siempre paso por Keleti pályaudvar. A veces por la mañana. A veces por la noche. Puedes llegar al tren veinte minutos antes y sentarte dentro. Entonces pasa una chica rubia preciosa, te mira a los ojos, te sonríe y deja un pequeño muñeco de peluche junto a tí. A tí ya te ha dado tiempo a enamorarte cuando notas que también ha dejado un papelito más que dice: "soy sordomuda, por favor, ayúdame comprando este peluche por quinientos forintos".
Siempre pasa lo mismo. A los dos minutos vuelve y se lleva el peluche. Pero ya no me mira a los ojos.
Serías capaz de acercarte a Deli y comprar una manzana y comertela a mi salud ante la cámara¿?
ResponderEliminarqueda pendiente para mi próximo paseo.
ResponderEliminar