
Los húngaros suelen planificar con una semana de antelación cualquier cita.
Serán puntuales a la cita, jamás llegarán antes. Si acaso, un poquito después.
Se quejarán si no fijan un examen con dos, o al menos una, semana de antelación.
Un húngaro no pasa por tu casa y te toca al timbre por sorpresa, a ver si estás.
Un húngaro cuando dice que va a tomar una cerveza contigo, toma una.
Un húngaro que te avisa que se debe marchar, dos minutos después ha pagado y está fuera.
Los húngaros son personas que saben muy bien cómo ocupar su tiempo.
Y dicen de ellos mismos que son tristes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario